Francisco Sánchez de las Brozas (Brozas [Cáceres], 1523-Salamanca, 1600), o Franciscus Sanctius Brocensis, conocido como El Brocense, ocupó la cátedra de Retórica en la Universidad de Salamanca entre 1573 y 1593. En 1576 añadió la de Griego y en 1593 la de Latín. Sin embargo, intentó varias veces obtener la de Gramática sin conseguirlo. Amigo de Fray Luis de León, fue testigo de su defensa en el juicio al que lo sometió la Inquisición, con la que él mismo tuvo problemas, quizá originados en su supuesta ascendencia judía.
Sus amplísimos intereses iban desde la astronomía al drama, la poesía o la música. Además de las lenguas clásicas conoció varias modernas y algo de árabe.
El Brocense redactó y publicó una primera Minerva probablemente en 1562, pero fue la segunda, de 1587, en la que recogió todos sus escritos gramaticales, la que ejerció enorme influencia en toda Europa; sin embargo, en España no consiguió sustituir como libro de texto a la obra de Nebrija, a pesar de que esta se había quedado anticuada.
El Brocense, gran conocedor de la tradición gramatical anterior, la greco-latina, la renacentista y probablemente la árabe, introdujo importantes novedades teóricas. Enemigo de los manuales medievales de lengua latina y del enfoque normativo que aún predominaba en el Renacimiento (representado por Nebrija), su objetivo era hallar un método más moderno y claro basado en la razón: recordemos que el título de la obra, Minerva, hacía referencia a la diosa que había nacido de la cabeza de su padre.
Su propósito es descubrir las estructuras lógicas, las reglas internas y los principios de la lengua latina. Estas palabras suyas son suficientemente ilustrativas acerca de su posición:
«Se ha apoderado de muchos la perversa opinión, o más bien la barbarie, cuando dicen que en la Gramática y en la lengua latina no hay unas causas y que no se debe buscar en absoluto en ellas ninguna estructura racional».
La obra se distribuye en cuatro libros, que respectivamente tratan: el estudio de las partes de la oración (libro I); la construcción del nombre, al que añade el adjetivo y los pronombres (libro II); la construcción del verbo, más unos capítulos sobre la preposición, el adverbio y la conjunción (libro III); y las figuras de construcción, la teoría del significado y otras cuestiones (libro IV). Así pues, en el conjunto tiene una relevancia especial la sintaxis, ya no normativa –no formula reglas– sino teórica: un análisis racional de los problemas lingüísticos planteados en la lengua latina, cuya solución es en muchos caso válida para otras lenguas. La importancia de la Minerva excede el ámbito de la lengua latina y constituye un hito en la historia de la gramática general por sus aportaciones teóricas, que abre el camino a la escuela de Port Royal y a Chomsky; precisamente la publicación de la obra de este último, Cartesian Linguistics (1966), ha puesto el foco en la teoría del Brocense sobre la elipsis, que se ha contemplado como la anticipación del proceso transformacional típico de la gramática generativa.
El libro aquí expuesto es la primera edición de la obra que se imprimió en Salamanca. Nunca más fue editado en España, mientras que en el resto de Europa hubo numerosas ediciones, lo que refleja su escasa fortuna en nuestro país.
Bibl.: Breva Claramonte 1983; Colombat 2000; Law 2003; Sánchez Salor 2003; Tavoni 1998.