|GRAMÁTICAS GRIEGAS|

Constantino LÁSCARIS (1434-1501)

Grammatica
Venecia: Aldo Manuzio, 1512

BG/34429

 

Cuando en 1453 los turcos invadieron Constantinopla, Constantino Láscaris (Constantinopla, 1435-Mesina, 1501) cayó prisionero y tras quedar en libertad –no sabemos si escapó o pagó un rescate por ella– salió de la ciudad y tras un largo viaje por tierras griegas llegó a Italia en 1458. Ejerció la enseñanza del griego –no siempre en las condiciones más favorables– en varias ciudades, entre las que figuran Milán, Florencia, Nápoles y Mesina, donde vivió hasta su muerte por la peste. Legó a esta ciudad su colección de códices manuscritos, muchos copiados por él mismo, cuyo núcleo pasó en el siglo XVIII a la Real Biblioteca de Madrid, hoy Biblioteca Nacional.

Sus numerosas obras –muchas aún inéditas– demuestran la amplitud de sus intereses (medicina, astronomía, música, poesía, etc.).

Mientras estuvo en Milán (entre 1458 y 1465) compuso un tratado gramatical titulado Epítome de las ocho partes de la oración, donde exponía la morfosintaxis elemental del griego siguiendo básicamente las innovaciones de Crisoloras. Este manual ocupa un lugar destacado en la historia de la imprenta porque es el primer libro fechado (30 de enero de 1476) que se imprimió enteramente en griego, salvo el prefacio en latín.

Posteriormente desarrolló una obra gramatical en tres libros, de los cuales el primero, el más elemental, era una refundición del Epítome; el segundo trata sobre el verbo, aunque toca también aspectos referentes a nombres y a la prosodia; y el tercero, más complejo y de nivel más avanzado, se dedica al nombre y al verbo, introduciendo cuestiones métricas, dialectales y poéticas. Este tercer libro es el único del conjunto que sigue el esquema de preguntas y respuestas (Erotemata) utilizado anteriormente en otros textos gramaticales, especialmente bizantinos y en el manual de Crisoloras.

Puesto que el método de aprendizaje del griego se basaba en la comparación del texto griego con uno latino, en esta edición de 1512 Aldo Manuzio aporta una traducción latina y dispone ambas versiones en sendas series de cuadernillos, que fueron impresos separadamente. Los cuadernillos del griego están señalados por letras griegas y los de la versión latina por letras latinas; las dos series se imprimieron de tal manera que, como explica Aldo en el aviso al lector, se podían encuadernar consecutivamente, o bien encarando el griego y el latín en páginas opuestas, como es el caso de este ejemplar. La razón de imprimir el griego y el latín por separado es, siempre según Aldo, que así se satisfacen tanto las necesidades de los que no necesitan ayuda para leer el texto griego como las de los principiantes que necesitan el apoyo de la traducción latina (cf. imágenes). El diseño sin duda fue enormemente complejo y Manuzio en un momento dado se muestra agobiado por el trabajo, quejándose de que no tiene tiempo para corregir con más cuidado: hasta tal punto está ocupado que lamenta que no puede ni ir a comer ni hacer sus necesidades.

La obra fue editada muchas veces y ejerció notable influencia en su época y en gramáticos del siglo XVI. Aunque Erasmo consideraba mejor la de Teodoro Gaza, que él mismo había traducido parcialmente al latín, colocaba en segundo lugar la de Láscaris. Ambas, junto con la de Crisoloras, son las más importantes del siglo XV, con gran influencia en el siguiente.

 


Bibl.: Boltey 2010; Ciccolella 2008; Martínez Manzano 1998; Signes 2016; Wilson 2000.