BG/Ms. 2682 (manuscrito en letra carolina de transición, copiado en la segunda mitad del siglo XII; pergamino).
Prisciano nació en Cesárea, ciudad situada en la actual Argelia, pero vivió en Constantinopla, donde ejerció como maestro de gramática latina.
Compuso un comentario sobre los primeros versos de cada libro de la Eneida, Partitiones, varios tratados (sobre los numerales, sobre los metros del comediógrafo Terencio, De nomine, pronomine, et verbo, etc.), pero todos mucho más breves que su obra principal, que ocupa casi mil páginas en una edición moderna: las Institutiones grammaticae (526-7), una obra exhaustiva que compila la tradición gramatical grecorromana. Su público estaba formado por hablantes de griego, probablemente altos funcionarios, que en la Constantinopla de entonces debían saber latín para llevar a cabo sus tareas oficiales. En función de este tipo de destinatarios, que seguramente ya tenían cierta competencia en latín, introdujo frecuentes comparaciones entre las dos lenguas y utilizó con cierta frecuencia ejemplos griegos, si pensaba que podían ayudar a la comprensión. Así pues, ya en este punto la obra se diferenciaba de la gramática de Donato (s. IV), más elemental y orientada a la pedagogía, dirigida a un público de hablantes de latín.
Las Institutiones están compuestas por un prefacio y dieciocho libros cuyo contenido se distribuye así: tras introducir el sonido y el alfabeto, el autor aborda la morfología de las partes declinables del discurso, incluyendo los adjetivos (libros I-VII), los verbos (libros VIII-X), los participios (libro XI) y los pronombres (libros XII-XIII). A continuación, siguen las clases de palabras invariables: preposiciones (libro XIV), adverbios, interjecciones (libro XV) y conjunciones (libro XVI). En los libros XVII y XVIII se incluye la constructio, es decir, la sintaxis, una novedad en la tradición latina. Todo ello está ilustrado con ejemplos literarios.
Utilizó como fuentes a gramáticos griegos –Herodiano y, especialmente en el terreno de la sintaxis, Apolonio Díscolo – y no dudó en introducir conceptos de la terminología gramatical de estos. Por su interés en la elaboración teórica difiere de la tradición romana, más orientada a la pedagogía.
Su carácter renovador y las difíciles circunstancias que se vivían en Occidente limitaron la difusión de las Institutiones considerablemente hasta que el Renacimiento Carolingio redescubrió la obra gracias a Alcuino de York: a partir del siglo IX se convirtió en el texto fundamental de la enseñanza superior del latín en Europa y en la base en la que las gramáticas especulativas posteriores apoyaron el estudio teórico de la sintaxis.
El manuscrito contiene el llamado Priscianus maior, los primeros dieciséis libros de Institutiones. Los dos sobre sintaxis eran denominados Priscianus minor. Como puede verse en la imagen, antes del comienzo de la obra, en la parte superior del folio, se puede leer: Me legat antiquas qui recte uult loqui loquelas. Qui me non sequitur uult sine lege loqui. (“Que me lea el que quiera dominar bien las hablas antiguas. Quien no me sigue quiere hablar sin norma”).
Bibl.: Codoñer 2000; Holtz 2000; Law 2003; Lilao y Castrillo 2002; Robins 1993; Wright 2000.