|GRAMÁTICAS GRIEGAS|

Teodoro GAZA (siglo XV)

Grammatica introductiva; De mensibus [Griego]

Apollonius DYSCOLUS (siglo II)

De constructione [Griego]

Herodiano (siglo II)

De numeris [Griego]
Venecia: Aldo Manuzio, 1495

BG/I.128

 

Apolonio Díscolo nació, vivió y murió en Alejandría en la primera mitad del siglo II de nuestra era. Escribió una enorme obra gramatical de la que conservamos, además del De constructione en cuatro libros, otros trabajos más breves sobre los pronombres, adverbios y conjunciones. Pasajes extensos de otros tratados suyos se conocen gracias a Prisciano y a escolios y comentarios a textos gramaticales de otros autores. Su sobrenombre, Díscolo –palabra griega cuyo significado es “difícil, problemático”–, procede de su estilo opaco y su terminología peculiar, que da como resultado un texto de lectura difícil. En la carta introductoria a esta edición, Aldo Manuzio reconoce su aridez y señala además que el texto está en estado defectuoso y tiene varias lagunas.

De constructione ha convertido a Apolonio en el inventor de la sintaxis como disciplina gramatical. Pero, si no lo fue, en cualquier caso esta obra es la primera conservada sobre la materia y fue enormemente influyente en la gramática posterior.

Su análisis es más teórico que didáctico y su pretensión es construir un marco en el que encuadrar todos los aspectos de la lengua griega. Su gramática está construida sobre una base “analógica”, es decir, sobre la tesis de que el lenguaje es un sistema ordenado que sigue unas reglas; todas las aparentes violaciones de estas reglas son el resultado de corrupciones regulares y codificables. Así pues, en su tratado enumera detalladamente las construcciones en las que cada parte de la oración puede participar, explica por qué se usa de una manera determinada una forma dada y traza una línea entre lo correcto y lo incorrecto, entre el lenguaje estándar y las desviaciones, que pueden ser errores o figuras. La organización de la obra no sigue un sistema explícito: tras una introducción a la sintaxis, los libros I y II tratan del artículo y el pronombre, y los III y IV abordan el problema del solecismo y la agramaticalidad, la sintaxis del verbo y los elementos restantes.

Esta obra constituye, por tanto, un documento fundamental por sí mismo, pero además es una fuente de información valiosísima sobre escritos de autores anteriores: Zenódoto, Aristarco –ambos estudiosos en la biblioteca de Alejandría en el siglo III a. C.– y el seguidor de este, Trifón (siglo I a. C.). Por otra parte, Apolonio fue un eslabón esencial en esta cadena de transmisión, porque Prisciano tradujo al latín mucha de su producción y es el responsable de la influencia decisiva que el autor griego ejerció en la tradición gramatical occidental.

En esta edición Aldo Manuzio reunió varias obras que enumera en la portada: además de la de Apolonio Díscolo y la Gramática de Teodoro Gaza, incluyó un escrito de este sobre los meses y otro sobre los números atribuido a Herodiano, el hijo de Apolonio Díscolo. Constituye la editio princeps de estas obras, que no se volvieron a editar hasta el siglo siguiente. Esta recopilación lo convirtió en un libro muy apreciado, pero también más caro que otros de gramática publicados por el editor veneciano.

El libro es parte integrante del esfuerzo de Manuzio por la difusión de la lengua y la literatura griegas, que no solo consistió en la edición de textos, sino también en la de los instrumentos necesarios para su estudio. La BGH posee algunos ejemplos: la edición de 1512 de la Gramática de Láscaris; ejemplares de las ediciones aldinas del Thesaurus Cornu copiae et Horti Adonidis (1496) y la reimpresión de 1524, ya por sus herederos, del Lexicon de Crastone (BG/34139). Su interés lo llevó a componer él mismo una gramática griega (BG/11081(1) y BG/11186(2)). La fabricación de tipos griegos suponía un gran desafío para el impresor, especialmente teniendo en cuenta la combinación de las distintas letras del alfabeto con signos de acentuación y espíritus, más el uso de ligaduras y abreviaturas. Por otra parte, el diseño, que imitaba la escritura manuscrita, no favorecía una lectura fluida.

El libro fue propiedad de Hernán Núñez de Guzmán, el Pinciano, que dejó constancia de su compra debajo de la carta al lector de Aldo Manuzio (Ego fernandus nugnius pincianus commendatarius ordinis diui Iacobi emi hunc codicem bononiae precio unius nummi aurei cum dimidio): lo había adquirido en Bolonia por una moneda y media de oro. El texto tiene anotaciones suyas –correcciones interlineales y notas marginales indicadas por su llamada característica en forma de mano (sobre su biblioteca, véase la base Antiguos poseedores)–, que son abundantísimas en la obra de Teodoro Gaza, como puede verse en las imágenes.

 


Bibl.: Angerhofer, Maxwell, Maxwell 1995; Bécares 1987; Botley 2010; Brucart 2009; Ciccolella 2008; Dickey 2007; Martínez Manzano 2015; Matthews 1994.