|GRAMÁTICAS ARAMEAS|

Johann BUXTORF (1564-1629)

Grammaticae Chaldaicae et Syriacae libri III
Basilea: Ludwig König & Konrad von Waldkirch, 1615

BG/33150

 

Johann Buxtorf I nació en 1564 en Camen (Westfalia) y estudió en varias universidades alemanas de la Reforma antes de trasladarse a Basilea (Suiza) en 1588. Pese a su juventud, Buxtorf accedió en 1589 a la Cátedra de hebreo de la Universidad de esta ciudad, puesto que, con algunos viajes intercalados, ocupó hasta su muerte en 1629. La actividad científica de este autor fue variada (gramáticas, diccionarios, ediciones, estudios…) pero siempre giró en torno al judaísmo. Particularmente importante fue su Jüden Schul (1603), ampliada después por su hijo, Johann Buxtorf II (1599-1664), en el que de una manera polémica traza una suerte de etnografía de los ritos y costumbres de la comunidad askenazí.

La gramática aramea de Buxtorf se divide en tres libros. El primero, el más extenso, comienza con una descripción fonética de los distintos tipos de arameo que recoge la gramática, con la particularidad de que, como ya hizo Teseo Ambrogio, presenta los distintos tipos de vocalización del siriaco. El resto de este primer libro está dedicado a la exposición de toda la morfología, tanto nominal como verbal, y los últimos capítulos se dedican a las clases de palabras invariables (preposiciones, conjunciones, adverbios…). De manera bastante novedosa, el segundo libro ofrece una descripción extensa de la sintaxis a partir de numerosísimos ejemplos que ilustran algunas reglas generales. En el tercer libro Buxtorf ofrece una rica selección de textos, todos en cuadrática, seguido cada uno de una traducción latina y un comentario gramatical. Entre ellos se encuentran fragmentos del libro de Daniel, de los targumin, del Evangelio de Mateo en siriaco y del Zohar, uno de los más importantes tratados cabalísticos.

Buxtorf es consciente, como señala en su dedicatoria, de que existía ya una sólida tradición de gramáticas arameas, entre las que destacan la de Münster, la de Mercier o la de Bertram, pero estas obras del siglo XVI no cubren ya todas las necesidades que los estudios bíblicos y, especialmente, teológicos plantean en el nuevo siglo. Los Grammaticae Chaldaicae et Syriacae libri III remplazarán rápidamente a todas las obras anteriores. La portada recoge bien la finalidad última de la gramática. El provecho del arameo para los eruditos de esta época depende de los escasos pasajes en esta lengua dentro de la Biblia pero, sobre todo, de las traducciones targúmicas y los comentarios rabínicos. Las traducciones siriacas del Nuevo Testamento, que empezaron a conocerse en Europa desde el siglo XVI, explican el interés característicamente cristiano en esa variante del arameo.

Esta gramática y el Lexicon Chaldaicum, Talmudicum et Rabbinicum –que dejó sin terminar– forman, con la edición de la Biblia rabbinica, una tríada dentro de la producción intelectual de Buxtorf. La Biblia rabbinica provee de los textos targúmicos además de los comentarios de los autores judíos a cada pasaje, mientras que la gramática y el diccionario permiten el acceso a ellos. En su conjunto suponen un buen ejemplo de la paradójica necesitad de manejar las fuentes judías que los autores cristianos sentían a comienzos del siglo XVII –necesidad con la que se entrelazaba el respeto intelectual por la obra de autores como David Qimḥí o Elías Levita–, junto con la búsqueda de materiales para las polémicas antijudías en pleno recrudecimiento.

 


ibl. Burnett, 1994, 1996, 2012; Grafton – Weinberg, 2016; Olalla, 1974.